La gratitud enriquece el alma


Una de las cosas que más me ha ayudado a lo largo de mi vida, sobre todo en los momentos donde la rutina se vuelve cuesta arriba, es el poder de la GRATITUD.

Hoy vengo a contarte cómo el simple hecho de pararse a agradecer nos puede mejorar el estado de ánimo e incluso elevar nuestra autoestima.

Para eso, voy a desvelarte una parte de mi historia, porque quiero que me entiendas al punto de terminar de leerme y sentir la necesidad de agradecer por al menos tres cosas que tienes ahora mismo en tu vida. 

Nos situamos por allá en el 2020, en plena pandemia, yo estaba en Tarragona, viviendo en pareja, pasando por varios problemas, lejos de mi familia y sin amigos cerca, me sentía personalmente estancada y con una situación económica que daba miedo, fue en ese momento que surgió una oportunidad de trabajo en otro país… y, ¿adivina qué hice?

Así es, ¡Lo dejé todo en España y me fui a vivir a Brasil! A comenzar de cero en la preciosa ciudad de Niterói, en Río de Janeiro. 

¡Qué lugar más maravilloso! Una de las experiencias más enriquecedoras que he vivido pero también la más dura, sobre todo a partir del día en que me entero, por una llamada telefónica de mi hermano, que a mi padre le quedaban tres meses de vida. Cáncer de esófago en fase terminal. 

La enfermedad avanzaba tan pero tan rápido, que cada minuto que pasaba en Brasil sentía que una parte de mí se estaba muriendo junto… Así que, esa misma noche no dormí pensando en que era el momento de volverme a España sin billete de vuelta. Y así lo hice, dejé todo lo que había construido en Brasil, me subí al avión, y llegué a Madrid.

Pasé cuatro meses enteros cuidando a mi padre, día y noche, con la ayuda de mi madre y mi hermano. Hasta que nueve días antes de mi cumpleaños, en julio de este año, el día que creía que nunca llegaría, llegó.

Nunca en mi vida practiqué tanto la gratitud como en este 2022… el peor año y el más duro hasta ahora, puedo decir. Pero en el que más agradecida me he sentido.

Pero Camila, ¿Cómo puedes decir que te sientes así, si acabas de perder a tu padre?

Piensa conmigo, la situación se escapaba totalmente de mi control. La vida es un viaje sin retorno, algunos más cortos que otros. Lloré y supliqué al Universo, pero nada podía detener el tiempo. Y fue ahí que comprendí que debía vivir un día de cada vez. Cada mañana me enfocaba apenas en las cosas que podía hacer en ese día, y por las que podía estar agradecida en ese momento. Eso me ayudó a centrarme más en el presente, sin preocuparme tanto por el futuro, entendiendo que ese era el lugar donde tenía que estar. 

Comencé a fijarme en las pequeñas cosas que hacían todo eso que estaba viviendo, algo especial y único. Comencé a agradecer.

Tenía la oportunidad de cuidar de mi papá hasta el último día de su vida, y junto a mi familia, con ese amor incondicional que nos une.

Gracias a haber pasado por todo aquello, descubrí quienes son las personas que realmente están ahí, las que merecían quedarse en mi vida, y las que ya habían cumplido su etapa. Gracias a esa situación aprendí a valorarme más, y a apreciar cada momento. Cada vez que agradecía me sentía que estaba alimentando mi alma. Respirar consciente, dar un abrazo, una sonrisa. Lo entendí todo. Lo simple es lo más bello.

La historia podría dividirse en varias partes, porque aún hay más… pero creo que con esto es suficiente como para ver, que hasta en lo peor y más doloroso hay cosas por las que estar agradecido.

La gratitud transforma tu vida.

Y tu, ¿qué tienes para agradecer hoy?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vive. Un día a la vez.

Érase una vez una niña llamada Camila…

Nosotros somos la felicidad que buscamos