Vive. Un día a la vez.



Fue en ese instante cuando esa frase realmente cobró sentido y, entendí, aquello que me había dicho mi psicóloga en terapia.

Yo sabía que los meses siguientes a marzo de 2022 iban a ser muy duros. En el momento que te dicen que a alguien que amas le quedan tan poquitos meses de vida, no imaginas la magnitud de ese dolor hasta que lo vives, pero ya sabes que no será fácil.

Por eso, contaba con la ayuda de una experta que me acompañaría en toda esa etapa, en el proceso del durante mientras cuidaba a mi padre, y después, cuando tocara despedirse y procesar el duelo.

Entré en casa, y allí estaba mi papá. Lo primero qué me decía siempre que me veía era: "estás cada día más linda."Así hubieran pasado cinco meses como en ese entonces, o cinco minutos.

Pero ese día no, ya había perdido mucha visión a causa de tantas sesiones de quimioterapia y, aunque no podía decirme lo linda que estaba, me agarró la cara con sus dos manos y me llenó de besos mientras yo lo abrazaba, seguido de: 

"qué alegría tener a mis hijos en casa".

Aunque eso suponía que el final se acercaba.

La alegría de estar juntos era inevitable, porque no hay nada más bonito que compartir tiempo con las personas que amas, pero en esa situación, eso no era suficiente, los siguientes días llegaron.

Yo recuerdo que en terapia una de las cosas que más le decía a mi psicóloga era:

"Hay días que parece un infierno, yo respiro y aguanto, sé que no es él, es la enfermedad, pero me duele tanto, porque él está sufriendo, yo no sé cómo ayudarlo."

En esas sesiones, ella me explicaba mucho sobre esa situación en concreto que yo estaba vivendo, y que era completamente normal,pero que lo peor, estaría por llegar y, tenía que estar lo mejor preparada posible.

La mejor manera de "salir ileso" de cuidar a una persona enferma, es que el cuidado se haga 50-50. No podía olvidarme de mi.

Cuidar de mi, también era cuidar de él

Y me dijo: "vive un dia a la vez".

Te levantas, y te preocupas apenas en lo que puedas hacer hoy. Mañana, será otro día.

Durante la semana busca hacer actividades que te produzcan bienestar, como salir a pasear, meditar, hacer ejercicio…

Y, fui consciente de que cada día era realmente único, quizás porque veía como mi padre se iba apagando poco a poco, ningún día era igual al anterior.

Tampoco se trataba de despertarme ese día y dejarlo todo al azar, sin preocuparse, al estilo hakuna matata, no. 

Era aprender a valorar cada momento en detalle, pararse, porque la vida se le estaba escapando muy, muy rápido.

Y para poder vivir más tranquila, y ayudar en la medida de lo posible en casa, yo me habia organizado una rutina de horarios para hacer mis cosas, y también para las citas con los médicos, la medicación diaria y comidas, etc.

No tenía nada controlada la situación, pero con un poco de orden, y mucho amor, les aseguro que hasta el peor de los infiernos, puede ser el lugar más dulce en el que hayas estado.

Esa es la magia de la vida, creemos que estaremos aqui para siempre.

Nos preocupamos tanto por el futuro, el mañana ese tan incierto, que nos olvidamos de lo único y verdaderamente importante, HOY.

Asi que, ponte una rutina si, es necesaria. Y, no te distraigas mucho con el mañana, ve mas despacio, respira, y vive el momento desde la consciencia, de que es lo único que tenemos.

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